OMPRESS-ROMA (12-11-20)
“¡Cuántas manos tendidas se ven cada día!”, decía el Papa en su mensaje para esta jornada. “Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así”, porque “la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza”.
Y añadía: “Esta pandemia llegó de repente y nos tomó desprevenidos, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia. Sin embargo, la mano tendida hacia el pobre no llegó de repente. Ella, más bien, ofrece el testimonio de cómo nos preparamos a reconocer al pobre para sostenerlo en el tiempo de la necesidad. Uno no improvisa instrumentos de misericordia. Es necesario un entrenamiento cotidiano, que proceda de la conciencia de lo mucho que necesitamos, nosotros los primeros, de una mano tendida hacia nosotros”. Por eso ha querido rendir homenaje a las manos tendidas que, durante esta pandemia, “desafiaron el contagio y el miedo, para dar apoyo y consuelo”.
Desde 2017, en que se celebró, este día quiere colocar a las personas en situación de pobreza en el centro de las acciones de la Iglesia. Se trata de hacer gestos concretos y vislumbrar la esperanza que hay tras tantas situaciones difíciles y es lo que han querido ilustrar los diferentes lemas de cada año. El primero fue “No amemos de palabra sino con obras”; “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó” fue el de 2018; y el del año pasado, “la esperanza de los pobres nunca se frustrará”.